Cooperación Humanitaria: un modo diferente de viajar. ✈️ Noticias de Viajes

Autor: adecara Fecha: Miercoles, 01 Enero, 2003 ⭐ Puntos 4.7 (27 votos)


La cooperación humanitaria ha abierto un nuevo modo de contactar con pueblos y costumbres diferentes. Algunos ven en este modo de convivencia un nuevo e interesante modo de vivir la realidad de otros lugares, pero también encierra una serie de incógnitas y peligros...
Aquí nos vamos a permitir daros algunos consejos si os decidís por este modo de conocer otros lugares y gentes

Ha surgido numerosas ONG's que fomentan el realizar un periodo de ayuda humanitaria y/o convivencia entre los "donantes" y los receptores de la ayuda (fundamentalmente para concienciar y aumentar el vínculo en los donantes). Esto que, en principio, puede ser una experiencia profundamente enriquecedora para ambas partes y especialmente para los que la viven en primera persona, puede convertirse en un desengaño en algunos casos.

He conocido no pocas personas que vuelven de un largo periodo de ayuda con una amarga experiencia y frustración. Las más habituales son:

· La ONG se dedica a "culturizar" a las poblaciones autóctonas influyendo negativamente en sus culturas y/o religión.
· Los proyectos diseñados en los países donantes están lejos de la realidad del país receptor o no atienden a sus necesidades urgentes.
· Corrupción en la propia ONG o en el lugar donde se recibe la ayuda.
· El cooperante no ha recibido la suficiente formación.
· Cuando llega al país se encuentra un "montaje teatral" en el que las necesidades se han subjetivizado por parte de la ONG o de la propia población autóctona.

Como evitar vernos envueltos en uno de estos enredos no es tarea fácil, pero me permito dar algún consejo:

· Preguntar por los objetivos culturales de la ONG, y meditar si no tienen un componente aculturizador sobre la población del país. En eso son especialmente peligrosas las ONG's de inspiración religiosa (algunas son sectas).
· Inquirir si el origen de los proyectos es local o son iniciativas surgidas en el país donante.
· Interesarnos por las cuentas de la Organización, de las personas que están a sueldo, de las fuentes de financiación, de lo que se destina a mantener su administración y gestión en el país donante y lo que se destina al país receptor. Conocí un caso de una ONG de USA cuyos cooperantes en Perú tenían sueldos de 3000 $.
· Fijarnos especialmente en la formación que se da a los cooperantes tanto en sus objetivos, como en su función a realizar, como en el modo de desenvolverse en esa sociedad. Algunas ONG's solo están interesadas en crear un vinculo afectivo entre donante y receptor, para lo cual organizan encuentros sin educar a los cooperantes en las peculiaridades culturales de la comunidad receptora, creando auténticos conflictos sociales durante convivencias. La sensibilización del cooperante con un estilo de comportamiento en la sociedad debe ser algo fundamental para cualquier ONG seria.
· Observar las necesidades de la sociedad y de las comunidades vecinas y comparar de modo objetivo su nivel de vida y analizar las necesidades básicas que te solicitan. No sea que estemos creando mayores diferencias entre comunidades y personas que reciben ayuda y las que no.


La mayor parte de las ONG's tiene un comportamiento y objetivos completamente intachables, pero algunos casos son verdaderamente merecedores de la denuncia social.

Una amarga experiencia.

Hace unos años estuve en una convivencia en un campo de refugiados en el desierto. Yo conocía los países de alrededor y algunos campos de refugiados donde apenas llegaba la ayuda de la ONU, jugaba con ventaja con respecto a la mayoría de los cientos de personas (donantes de ayuda) que me acompañaban.

Yo iba en el grupo, por una invitación de un conocido de una amiga, pero en principio no importó y los organizadores me acogieron con amplias sonrisas. Sin embargo, sus sonrisas se tornaron preocupación cuando comprobaron que mi pasaporte tenía pocos espacios en blanco y albergaba visados de múltiples países y cuatro continente.

Fui asignado a la casa de uno de los jefecillos, para pasar mi estancia de una semana. Lo que realmente les daba miedo es que yo pudiese ser un "periodista" y por eso me repitieron la pregunta varias veces y de distintos modos, a lo largo del viaje.

Ya en el avión, observé que los visitantes (no merecían el calificativo de cooperantes, sino de caravana de "reyes magos") no habían recibido ningún tipo de formación que les informase de cómo debían comportarse en esa sociedad (bastante distinta a la nuestra). Eran un avión de "buenas voluntades" y deseos cargados de regalos variopintos que les habían solicitado sus "protegidos" que incluían incluso televisores en color.

Durante mi visita observé como los sacos de harina de la ONU se acumulaban en los patios traseros de las casas y se comercializaban en los mercados locales (pese a estar prohibido), como se usaba a los niños a modo de "enganche" con las familias donantes, como se solicitaba un televisor en color o una radio, cuando yo sabía que solo a 500 km al sur (lo había visitado un par de años antes) la gente pasaba hambre. Vi como la ayuda de la ONU llega a unos campos y no a otros dependiendo de oscuros intereses políticos.

Volví cansado de escuchar conversaciones tales como: No te preocupes que "el tito" te va a comprar una "tele" como la de la casa de tal, estos niños están desnutridos, ni siquiera tienen internet...

Yo no era quien para aleccionarles, pero un niño desnutrido suele tener la barriga hinchada, en Africa un 3% de las familias tiene un televisor, y bastantes menos acceso a internet.

Me sentí frustrado por lo allí vivido, por los sentimientos de buenas gentes manipulados por unos despabilados listillos. Sentí el miedo y desconfianza de los organizadores que se daban cuenta que su "teatro" no me impresionaba y que se molestaban cuando hacía preguntas sobre los criterios seguidos para el reparto equitativo de la ayuda.

Un par de días lo dedicamos a repartir cartas de familias de acogida. La pregunta más frecuente cuando llegábamos con una simple carta casas era: "¿No nos han enviado nada mas?". Sus ojos se tornaban tristes y no pocas veces airados. Los visitantes se habían convertido en una fuente de ingresos adicional para muchas familias, olvidándose así del concepto de solidaridad.

He conocido experiencias, tremendamente edificantes, del trabajo valioso de muchas ONG's, pero este fue el caso más nefasto y contrario a lo que debe ser la ayuda humanitaria que he visto.

A. De Cara.
Mayo de 2003
Fecha: 01/Ene/2003 - 01:00:00 (18839 Lecturas) Puntos: 4.7 (27 votos)

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