Viernes, 06 Febrero de 2015 a las 02:18:39
Publicado por Oficinas-Turismo
De febrero a marzo Algarve da la bienvenida a uno de sus espectáculos naturales más buscados, los almendros en flor, que año tras año tiñen el sur de Portugal de un manto blanco que ha inspirado no pocas leyendas y que moviliza a miles de viajeros curiosos, deseosos de disfrutar de de esta famosa estampa, preludio de la temprana primavera y del alargamiento del día.
La leyenda de los almendros en flor de Algarve
Preanunciando la llegada de la primavera, los almendros en flor cubren Algarve de un manto blanco y rosado en las tierras del Barrocal algarvío, allá donde las aldeas aún mantienen sus nombres de origen árabe y donde más viva sigue una de las leyendas que más suspiros levantan en la región: la de la hermosa princesa Gilda.
Dicha leyenda habla de la hija de un gran señor de los países del norte, la joven Gilda, que casada con el califa árabe Ibn-Almundim lloraba amargamente de nostalgia por la nieve que cubría su lejano país. Para curar el dolor de su joven amada, el rey hizo plantar miles de almendros, que cubrieron estas tierras de flores blancas e hicieron las veces de copos de nieve, en un precioso paisaje blanco que logró curar la melancolía de su esposa. Desde entonces la magia se repite cada año, dando lugar a un precioso espectáculo que, rodeado de ese halo de misterio y cuento de hadas, hace de él un espectáculo aún más especial que transciende fronteras y mueve a numerosos viajeros deseosos de disfrutar de este “otro Algarve”.
Desde ahora y hasta marzo es el momento ideal para disfrutar del espectáculo de los almendros en flor, perderse por los campos, deleitarse con la especial paleta de colores que lucen los paisajes de la región en esta época y gozar del aire libre bajo el característico cielo azul de Algarve.
Sugerencia para una escapada
Son muchas las aldeas del Berrocal en las que poder disfrutar de una tranquila estancia con los almendros como protagonistas. Pero si hay un lugar especial, ése es el epicentro de la leyenda: Silves, en cuyo castillo se fraguó la historia de amor entre la princesa y el joven príncipe poeta.
Silves se alza en las faldas de la Sierra de Monchique. Antigua capital árabe de Algarve (y desde donde reinaba el joven y enamorado Ibn-Almundim) fue rica y podersoa, bella y lujosa. No en vano hay historiadores que han descrito Silves como “más fuerte y diez veces con más carácter” que a propia Lisboa.
El castillo de Silves es el más grande, mejor conservado e importante de Algarve y el mejor exponente de arquitectura militar islámica existente en Portugal. Un imprescindible en la región, que permite un viaje histórico-cultural al siglo XI, además del disfrute de unas vistas únicas desde sus murallas y torres de arenisca roja, que dominan la ciudad y un precioso paisaje natural del valle del río Arade, con las suaves colinas y los campos en flor como telón de fondo.
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