![]() Pero el encanto se rompía por los gritos de cientos de niños en excursión dominical, miles de turistas muchos locales y otros procedentes de los más diversos rincones de nuestro planeta. Incluso había argentinos que se había escapado de fin de semana a Perú. Un par de meses después se encontrarían con “el corralito”, pero ahora vivían ajenos a esas dificultades. Lo cierto es cuando volví no sentía haber estado en uno de los lugares más emblemáticos del mundo. Decidí buscar un billete para Lima en el siguiente avión que saldría el Lunes por la mañana. Una vez en el aeropuerto de Lima, me acerqué con ánimo escéptico, a la base militar anexa y pregunté por si había algún avión a Chachapoyas (núcleo poblado importante más próximo a Kuelap). Y después de unos cuantos mareos me dijeron que salía uno al día siguiente, por primera vez en unos cuantos meses. Al día siguiente, estaba volando en la barriga de un avión de transporte de tropas, junto a unas misioneras, algunos hombres de negocios locales y una mal asegurada carga. Lo mismo que el camino del viajero se hace unas veces muy cuesta arriba otras te encuentras en una agradable cuesta abajo. Chachapoyas es una agradable ciudad colonial, con una plaza central que es el centro de la vida del pueblo. Alquilé un taxi por todo el día para recorre los 40 Km de caminos sin asfaltar y agujereados que separan la ciudad de la fortaleza. Aquí la naturaleza y la mano del hombre no han sido tan generosas como en Machu Pichu. La deforestación es muy importante. Una cuesta de varios kilómetros nos lleva a las faldas de la montaña donde se encuentra encaramada Kuelap. En ese momento estaba completamente cubierto por las nubes. De pronto una fortaleza de altos muros ocres se alzó entre las nubes a unos 500 metros de donde se acababa el camino rodado. A la fortaleza se accede por tres puertas que son altos pasadizos cada vez más angostos y que en su extremo último tienen la anchura de un hombre, obligando así a entrar en fila a los asaltantes. ![]() La ciudad está compuesta de numerosas construcciones circulares de piedra en forma de choza con bonitos bajorrelieves, un observatorio astronómico en forma de torre y numerosas construcciones civiles y militares que cubren la plataforma sobre la que está construida la ciudad. Actualmente el sitio histórico está deshabitado, ha sido invadido por arboles cubiertos de orquídeas y musgo, debido al clima brumoso del lugar, que le dan un ambiente de misterio y refuerzan aun más la sensación de soledad cuando se recorren sus sendas y callejones. La ciudad fue tomada por los incas de forma sangrienta, después de un asedio y significó la derrota de los chachapoyas a la fuerza militar superior del Imperio Inca. Varias décadas los chachapoyas se vengaron apoyando a un extremeño, hidalgo criador de piaras que escribió una de las más famosas conquistas épicas de la historia, padre del comienzo del mestizaje entre ambas culturas y fundador de la ciudad de Lima: Francisco de Pizarro. Después la cultura Chachapoyas cayó en el olvido de los tiempos y hace que sea hoy una misteriosa desconocida. En el corazón de este viajero Kuelap tiene un rincón muy especial. No voy a discutir la importancia histórica de Machu Pichu, solo destacar la de este desconocido que no desmerece en volumen la de su famoso rival, pero si lo supera en sensación de aventura. Nota de cómo ir: existen autobuses desde Cajamarca y Chiclayo (Señor de Sipán) hasta Chachapoyas. El avión militar es bastante irregular, pero se puede preguntar en el cuartel del Ala 7, junto al aeropuerto de Lima. Fotos: https://www.losviajeros.com/fotos/america/peru Notes: El autor quiere aclarar que no tiene nada contra la bella ciudad de Cuzco, que no desea abrir una polémica sobre uno u otro lugar y que el únicamente manifiesta una serie de sensaciones y sentimientos personales. Hay un tipo de viajero que no se siente cómodo (entiéndase comodidad espiritual que no material) en los lugares de turismo masificado. Y desde aquí animar a otros viajeros a que salgan de los caminos trillados y compartan sus descubrimientos y decepciones en esa exploración de lo menos habitual. |
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