Publicado por Oficinas-Turismo el Martes, 05 Julio de 2022 a las 12:22:08
Hace treinta años, tres ciudades de belleza monumental de la República Checa eran declaradas Patrimonio de la Humanidad por la Unesco. Hoy día, Praga, Český Krumlov y Telč siguen brindando alegrías y regalando decenas de experiencias divertidas que podéis disfrutar este verano
Experiencias para celebrar los 30 años de Praga,
Český Krumlov y Telč en la Lista de la Unesco
Los aniversarios están para celebrarlos y en la República Checa nos lo tomamos muy en serio, así que os proponemos festejar a lo grande las tres décadas que cumplen las ciudades de Praga, Český Krumlov y Telč como Patrimonio de la Humanidad en la Lista de la Unesco.
La mejor manera de comprobar la belleza de las tres homenajeadas y todas las posibilidades que brinda al viajero es recorriendo sus cascos antiguos, sintiendo el peso de la historia, probando las recetas locales, dejándose llevar por el ritmo pausado del estío... Chequia os espera este verano con decenas de propuestas, las más tentadoras las compartimos a continuación.
Český Krumlov, romanticismo puro
La ciudad de Český Krumlov no lleva únicamente treinta años enamorando a cuantos la visitan sino que su casco histórico amoldado a la curva fluvial más atractiva de Bohemia del Sur forma parte del corazón de los viajeros desde hace muchos siglos. Recorredla con calma y experimentad la sensación de viajar en el tiempo, este no es un lugar para llevar listas de visitas apuntadas pero sí para gozar de al menos estas cinco vivencias que os sugerimos.
1. Disfrutar de la perspectiva desde el río
Las casas apiñadas en torno al río y la magnificencia del palacio son aún más palpables cuando se navega en una balsa por el meandro que rodea a Český Krumlov. El mejor momento para hacerlo es al atardecer cuando la ciudad comienza a iluminarse y los cielos se tiñen de románticas tonalidades.
2. Vestir de época para viajar al pasado
El ambiente de Český Krumlov invita a soñar con tiempos pretéritos, a usar vestuario de otras épocas y a posar como ya hicieron los vecinos de la ciudad a inicios del siglo XX. Es más, incluso es posible hacerlo en el mismo lugar, con idénticos decorados, en una de las salas del Museum Photo Studio Seidel. Las risas están aseguradas y los recuerdos también.
3. Visitar una mina de grafito
Una excelente manera de conocer los procesos y labores que se realizan en el interior de una mina es visitándola de una forma interactiva. En Český Krumlov encontraréis una mina de grafito con un extenso laberinto de galerías que es ideal para una actividad en familia. A los más pequeños les encantará subir al tren minero vestidos de una forma especial y con una lámpara en la mano.
4. Admirar obras de Egon Schiele
Una de esas visitas esenciales para amantes del arte es al Egon Schiele Art Centrum, una galería de renombre mundial dedicada a este pintor y artista gráfico que pasó largas estancias en este lugar. Curiosamente, se encuentra ubicada en el edificio renacentista de la antigua fábrica de cerveza municipal.
5. Degustar un festín medieval
¿Habéis probado alguna vez un menú de la Edad Media? En esta ciudad tenéis la oportunidad de degustar recetas propias del Medievo, con productos y técnicas propias de siglos pasados. Uno de los restaurantes idóneos para ello es la taberna U dwau Maryí, situada junto a la ribera del río y con preciosas vistas al palacio.
Telč, una belleza renacentista
Pequeña y sorprendente, la población de Telč es la segunda parada en este viaje por los treinta años de la declaración de la Unesco. Con sus poco más de cinco mil habitantes, este rincón del suroeste de Moravia no deja de cosechar expresiones de asombro cuando el viajero recorre por primera vez su bien conservado casco antiguo y comienza a descubrir que cada detalle es digno de admiración. Pero como nos gusta la acción, os invitamos a vivir algunas experiencias en una ciudad que representa la mejor muestra de Renacimiento italiano desde el norte europeo.
1. Recorrer su plaza renacentista
Decidir cuál es la fachada más bonita de la plaza renacentista de Telč es misión imposible porque todas tienen detalles que impiden la comparación. Rodead la plaza, visitad sus cafés y tiendecitas y seguid por los alrededores desde la torre de la iglesia del Espíritu Santo.
2. Telč desde una tabla de paddle surf
Sobre una tabla de paddle surf, Telč cobra otra dimensión al reflejarse en las aguas de alguno de sus dos estanques. La naturaleza circundante cobra protagonismo en esta actividad, al igual que en el bellísimo parque del palacio. Dos propuestas ideales para el verano.
3. Visitar el palacio renacentista
En el interior del palacio de Telč todo rezuma elegancia, podréis intuir lo que es la vida noble al admirar su Sala Dorada con su maravilloso artesonado. Tampoco hay que perderse la capilla de Todos los Santos y el extenso parque que rodea a la construcción.
4. Degustar una cerveza artesana
No es original pero sí necesario, en verano apetece más que nunca una cerveza bien fría en la microcervecería Pansky pivovar. Allí mismo se pueden degustar recetas locales, tanto tradicionales como con un toque creativo.
5. Recorrer las galerías subterráneas
La belleza exterior de Telč suele opacar a la antigua ciudad medieval que permanece a unos metros bajo el suelo. Animaos a recorrer la exposición interactiva situada a lo largo de 250 metros de pasillos subterráneos. Si viajáis con niños, les encantará.
Praga, la capital más bella y divertida
Praga, la monumental capital de la República Checa, llega a su tercera década como ciudad protegida por la Unesco con la sabiduría de una vieja dama que está a vueltas de todo pero con la ilusión de seguir demostrando que este honor sigue siendo más que merecido. Si es vuestra primera vez en la ciudad debéis incluir visitas básicas como el Castillo de Praga, la Plaza de la Ciudad Vieja o el Puente de Carlos, pero no dejéis de sumar otras experiencias con toque veraniego tan divertidas como las siguientes:
1. Ver el atardecer desde el Moldava
Los cruceros fluviales por el Moldava al ocaso son una propuesta perfecta para descubrir la magia de la capital desde el agua pero si añadís un poco de aventura y surcáis el río en un kayak, se convierte en una experiencia inolvidable. ¿Imagináis la sensación de ver la luz dorada de Praga iluminando el Puente de Carlos o la silueta de las torres y cúpulas que miran al cauce? Y para terminar, una cerveza en la plataforma bar flotante –donde también alquilan kayaks y tablas de paddle surf– o una sesión de hidromasaje y sauna al aire libre.
2. Descubrir la obra de Alfons Mucha
Conocer la vida y la obra de Alfons Mucha (Moravia, 1860-Praga, 1939), el gran artista checo del Art Nouveau, en su tierra natal es un privilegio que no se debe dejar escapar. En Praga existen cuatro itinerarios temáticos que llevan a descubrir aquellos lugares que influyeron en su trayectoria vital y donde se puede admirar parte de su obra. Paradas obligadas son el Museo Mucha –en el Palacio barroco Kaunický–, la Catedral de San Vito con sus bonitas vidrieras y la Casa Municipal. Más información de la ruta en Turismo de Praga.
3. Pasear por el parque Průhonický park
Este espacio verde es uno de los más bonitos e interesantes de la capital, ya que alberga un arboreto con más de 1.600 especies de árboles nacionales e internacionales. Debéis fijaros, sobre todo, en la belleza de los rododendros. Pasear por sus senderos, ver el discurrir el agua, incluso con pequeñas cascadas, y el reflejo del palacio de Průhonice es un planazo para esos días en los que apetece tener un día tranquilo sin salir de Praga.
4. Palacios con vistas sorprendentes
Cualquier momento del día es perfecto para asomarse a alguna de las terrazas que regalan preciosas vistas sobre los tejados de la capital checa. Por nombrar sólo tres, te sugerimos conocer la del palacio de los Lobkowicz, en el Castillo de Praga, la del palacio Lucerna y la terraza del Museo Nacional de Agricultura de Praga.
5. Gozar de la alegría del verano
Animados mercadillos callejeros, música en las calles, el agradable ambiente de la ribera del Moldava. ¿Se puede pedir más para disfrutar de las largas tardes de verano en Praga? Sí, un paseo por el malecón haciendo paradas en algunos de los seis antiguos almacenes circulares, convertidos en privilegiadas ventanas al cauce fluvial, donde se sitúan galerías de arte, cafeterías, tiendas, alquiler de bicicletas...
Así, entre recorridos monumentales y emocionantes experiencias habrás celebrado los
treinta años de la declaración de Patrimonio de la Humanidad de estas tres ciudades y
también disfrutado del que puede ser el mejor verano de tu vida.
Foro Europa del Este: Foro de viajes de Europa del Este: Rep. Checa, Hungria, Polonia, Rumanía, Eslovaquia... Praga, Budapest, Varsovia, Cracovia, Bratislava, Bucarest.
Todo lo que desearías saber sobre el transporte ferroviario urbano en la República Checa
¿Buscas experiencias singulares? ¡Has encontrado la mejor opción! Te mostraremos las cosas interesantes que puedes probar y experimentar en la República Checa, en relación con el transporte ferroviario urbano. ¡Aquí encontrarás varios objetos únicos, tranvías nostálgicos y rutas con las mejores vistas, en tranvía se puede viajar incluso entre dos ciudades!
La chispa que enciende el verano, con sus días largos y azules, no sólo no se apaga con el agua
sino que este elemento es capaz de avivar la llama y hacernos disfrutar aún más.
Chequia encuentra en el agua uno de sus grandes aliados para ofrecer
emocionantes experiencias a los viajeros durante el estío
Refrescantes, románticas, excitantes, divertidas o relajantes, las experiencias que la República Checa brinda cada verano en torno al agua cuentan con todos los ingredientes necesarios para completar una escapada estival a este país centroeuropeo. Este elemento fundamental recorre todo el territorio transformado en ríos, canales, embalses y lagos e invita a los viajeros a interactuar de maneras divertidas y originales. A través de los cauces de los ríos se descubren regiones bendecidas con viñedos, se vislumbran jardines que enmarcan nobles castillos o se perciben estampas inusuales al reflejar la belleza arquitectónica de seductores pueblos. Pequeños cruceros, bucólicos paseos en balsa, descensos vertiginosos en canoa o privilegiados escenarios desde los que admirar el cielo iluminándose con fuegos artificiales… sólo es necesario decidir cuál es la experiencia que más nos motiva en función de nuestros gustos personales. ¿Una recomendación? Probar todas las opciones, pero eso lo dejamos a tu elección.
Navegar por grandes ríos
Es una experiencia tranquila, agradable y apta para todos los públicos, la amplia red de ríos y embalses de Chequia ofrece a los viajeros mil oportunidades de quedar extasiados ante grandes y pequeñas ciudades. La monumentalidad de Praga desde el río Moldava, con sus puentes, torres y palacios, es capaz de enamorarnos tanto si navegamos en barcos de época como en lanchas o góndolas. Una propuesta muy original durante el verano es realizar la travesía en barco de vapor, desde Praga hasta Slapy (fines de semana hasta el 25 de septiembre). El embalse de Orlík, el de mayor volumen de agua del país, también cuenta con barcos que llevan hasta Zvíkov a partir del 1 de julio, en este punto se puede bajar para admirar su castillo, que fue la sede de los primeros reyes checos. En el embalse, además, se puede pescar y bucear. Es habitual que los aficionados al submarinismo se sumerjan para ver la vieja iglesia de Těchnice, que quedó cubierta por las aguas.
Fuera de la capital también es posible vivir bonitas experiencias acuáticas, como navegar por el río Morava desde Olomouc (de mayo a octubre) mientras se disfruta de una cena romántica o se escuchan las historias de la ciudad. Incluso se podría realizar un itinerario náutico por el Moldava entre České Budějovice y la ciudad alemana de Hamburgo. No se trata de un crucero sino de pequeñas embarcaciones que pasan durante su travesía por la población de Hluboká nad Vltavou, con su romántico palacio, por las presas de Orlík y Slapy, Praga y Mělnik. A partir de esa ciudad, el Moldava desemboca en el Elba y continúa por el norte hasta Alemania.
Recorrer canales históricos
Admirar los atractivos naturales y culturales del país desde los canales, ya sea navegando en los mismos o siguiendo el itinerario por tierra, es una original manera de descubrir perspectivas insólitas de Chequia. Entre las propuestas más atractivas para el verano se encuentra el canal de Bat’a, en Moravia del Este. Este ingenio fue ideado por el prodigioso empresario del calzado Tomáš Baťa, quien, además de transformar la ciudad de Zlín y los procesos industriales, también proyectaba usar este canal para acercar materiales a sus fábricas (no lo llegó a ver terminado). Hoy día, su uso es totalmente turístico y las familias con niños, personas mayores o con movilidad reducida disfrutan enormemente de la navegación entre Kroměříž y Hodonín. El itinerario completo, con sus 13 compuertas y numerosos puentes, sobrepasa los 50 kilómetros. Las opciones para navegar también son variadas, en un barco turístico, pilotando una lancha, etc. Combinar la travesía con ratos de pedaleo por la senda ciclista que transcurre paralela, es otra tentadora propuesta.
La segunda propuesta, el canal náutico de los Schwarzenberg, nos lleva a la sierra de Šumava, en Bohemia del Sur. Este nombre se debe a su promotor, el conde Juan Nepomuceno I de los Schwarzenberg que ordenó su construcción a finales del siglo XVIII. Dicho canal, considerado Monumento Nacional de la República Checa, une los afluentes del río Moldava y el Danubio. De sus 90 kilómetros, 400 metros transcurren dentro de un túnel. Hoy día se ha reconstruido una parte y, aunque no es navegable, junto al canal discurre una senda cicloturista de unos 14 kilómetros que permite gozar del frescor del paisaje, de grandes bosques, puentes y compuertas, mientras se recuerda su misión original como medio de transporte de madera a Viena.
Descender aguas bravas
Pero no todo es sosiego en Chequia, además de las tranquilas experiencias en barcos turísticos o recorriendo canales históricos también es posible interactuar directamente con el agua. A los checos les encanta el piragüismo e incluso realizan recorridos de varios días por sus cauces más extremos. Eso sí, para practicar este deporte es imprescindible conocer el grado del descenso y saber un poco sobre el propio río. En Chequia se emplea el sistema alpino, que distingue dos categorías de ríos: los tranquilos (ZW) y los salvajes (VW), que se dividen en otros seis tipos.
El río más demandado para el piragüismo es el Moldava (Vltava), como parte del mismo atraviesa el Parque Nacional de Šumava hay que pedir permiso para descender el río. No es necesario llevar ningún material porque todo se puede alquilar (Ingetour y Rafting Krumlov) en empresas profesionales. Los más entregados a este deporte se pueden plantear una escapada temática de rafting como el descenso del Sázava, un afluente del Moldava que tiene emocionantes rápidos. A lo largo del río existe una gran cantidad de campings y de empresas de alquiler de material así que la aventura puede empezar y terminar donde el viajero decida.
Emocionarse en cauces tranquilos, embalses y entre desfiladeros
En casi cualquier rincón de la República Checa se encuentran actividades cerca del agua que son ideales para realizar en verano. Algunas invitan a retroceder varios siglos atrás, como el romántico paseo en balsa de madera por un meandro del Moldava a su paso por Český Krumlov. Al ritmo que va marcando el balsero, o incluso del grupo musical que acompañe en la embarcación, se descubre el perfil de esta ciudad de Bohemia del Sur que parece salida de un cuento de hadas. Al mismo tiempo, permite hacerse una idea de cómo se transportaba antaño la madera u otros productos como la sal, en zonas como esta.
Para probar la experiencia de capitanear un barco sólo hay que recorrer los 30 kilómetros que separan Český Krumlov del embalse de Lipno. En el mayor embalse de Chequia (44 kilómetros de largo y 10 de ancho) es posible convertirse en “lobo de mar” durante los meses de julio y octubre. También, practicar otras actividades en el agua, como paddle surf o pedalinas acuáticas, o fuera de la misma, ya que existen preciosas rutas ciclistas, pistas de patinajes, miradores de infarto y relajantes spas. En Lipno.info encontrarás todas las opciones.
Si se quiere añadir un grado más de emoción, hay que dirigirse al Parque Nacional de la Suiza de Bohemia donde la naturaleza se muestra desbordante en cada uno de sus rincones. Allí es posible navegar por el río Kamenice, entre desfiladeros tapizados con grandes helechos, rocas cubiertas de musgo y casitas asomadas a lugares inverosímiles. El paseo brinda tantas postales románticas que es imposible dejar de hacer fotografías.
Para dar por concluido el viaje estival a la República Checa no hay nada mejor que un buen espectáculo de fuegos artificiales, ya que también se celebra junto al agua, en el embalse de Brno. La 25 edición del Festival Ignis Brunensis iluminará la capital de Moravia del Sur entre el 11 de junio y el 23 de julio.
Experiencias para celebrar los 30 años de Praga,
Český Krumlov y Telč en la Lista de la Unesco
Hace treinta años, tres ciudades de belleza monumental de la República Checa eran declaradas
Patrimonio de la Humanidad por la Unesco. Hoy día, Praga, Český Krumlov y Telč siguen brindando
alegrías y regalando decenas de experiencias divertidas que podéis disfrutar este verano
Los aniversarios están para celebrarlos y en la República Checa nos lo tomamos muy en serio, así que os proponemos festejar a lo grande las tres décadas que cumplen las ciudades de Praga, Český Krumlov y Telč como Patrimonio de la Humanidad en la Lista de la Unesco. La mejor manera de comprobar la belleza de las tres homenajeadas y todas las posibilidades que brinda al viajero es recorriendo sus cascos antiguos, sintiendo el peso de la historia, probando las recetas locales, dejándose llevar por el ritmo pausado del estío... Chequia os espera este verano con decenas de propuestas, las más tentadoras las compartimos a continuación.
Český Krumlov, romanticismo puro
La ciudad de Český Krumlov no lleva únicamente treinta años enamorando a cuantos la visitan sino que su casco histórico amoldado a la curva fluvial más atractiva de Bohemia del Sur forma parte del corazón de los viajeros desde hace muchos siglos. Recorredla con calma y experimentad la sensación de viajar en el tiempo, este no es un lugar para llevar listas de visitas apuntadas pero sí para gozar de al menos estas cinco vivencias que os sugerimos.
1. Disfrutar de la perspectiva desde el río
Las casas apiñadas en torno al río y la magnificencia del palacio son aún más palpables cuando se navega en una balsa por el meandro que rodea a Český Krumlov. El mejor momento para hacerlo es al atardecer cuando la ciudad comienza a iluminarse y los cielos se tiñen de románticas tonalidades.
2. Vestir de época para viajar al pasado
El ambiente de Český Krumlov invita a soñar con tiempos pretéritos, a usar vestuario de otras épocas y a posar como ya hicieron los vecinos de la ciudad a inicios del siglo XX. Es más, incluso es posible hacerlo en el mismo lugar, con idénticos decorados, en una de las salas del Museum Photo Studio Seidel. Las risas están aseguradas y los recuerdos también.
3. Visitar una mina de grafito
Una excelente manera de conocer los procesos y labores que se realizan en el interior de una mina es visitándola de una forma interactiva. En Český Krumlov encontraréis una mina de grafito con un extenso laberinto de galerías que es ideal para una actividad en familia. A los más pequeños les encantará subir al tren minero vestidos de una forma especial y con una lámpara en la mano.
4. Admirar obras de Egon Schiele
Una de esas visitas esenciales para amantes del arte es al Egon Schiele Art Centrum, una galería de renombre mundial dedicada a este pintor y artista gráfico que pasó largas estancias en este lugar. Curiosamente, se encuentra ubicada en el edificio renacentista de la antigua fábrica de cerveza municipal.
5. Degustar un festín medieval
¿Habéis probado alguna vez un menú de la Edad Media? En esta ciudad tenéis la oportunidad de degustar recetas propias del Medievo, con productos y técnicas propias de siglos pasados. Uno de los restaurantes idóneos para ello es la taberna U dwau Maryí, situada junto a la ribera del río y con preciosas vistas al palacio.
Telč, una belleza renacentista
Pequeña y sorprendente, la población de Telč es la segunda parada en este viaje por los treinta años de la declaración de la Unesco. Con sus poco más de cinco mil habitantes, este rincón del suroeste de Moravia no deja de cosechar expresiones de asombro cuando el viajero recorre por primera vez su bien conservado casco antiguo y comienza a descubrir que cada detalle es digno de admiración. Pero como nos gusta la acción, os invitamos a vivir algunas experiencias en una ciudad que representa la mejor muestra de Renacimiento italiano desde el norte europeo.
1. Recorrer su plaza renacentista
Decidir cuál es la fachada más bonita de la plaza renacentista de Telč es misión imposible porque todas tienen detalles que impiden la comparación. Rodead la plaza, visitad sus cafés y tiendecitas y seguid por los alrededores desde la torre de la iglesia del Espíritu Santo.
2. Telč desde una tabla de paddle surf
Sobre una tabla de paddle surf, Telč cobra otra dimensión al reflejarse en las aguas de alguno de sus dos estanques. La naturaleza circundante cobra protagonismo en esta actividad, al igual que en el bellísimo parque del palacio. Dos propuestas ideales para el verano.
3. Visitar el palacio renacentista
En el interior del palacio de Telč todo rezuma elegancia, podréis intuir lo que es la vida noble al admirar su Sala Dorada con su maravilloso artesonado. Tampoco hay que perderse la capilla de Todos los Santos y el extenso parque que rodea a la construcción.
4. Degustar una cerveza artesana
No es original pero sí necesario, en verano apetece más que nunca una cerveza bien fría en la microcervecería Pansky pivovar. Allí mismo se pueden degustar recetas locales, tanto tradicionales como con un toque creativo.
5. Recorrer las galerías subterráneas
La belleza exterior de Telč suele opacar a la antigua ciudad medieval que permanece a unos metros bajo el suelo. Animaos a recorrer la exposición interactiva situada a lo largo de 250 metros de pasillos subterráneos. Si viajáis con niños, les encantará.
Praga, la capital más bella y divertida
Praga, la monumental capital de la República Checa, llega a su tercera década como ciudad protegida por la Unesco con la sabiduría de una vieja dama que está a vueltas de todo pero con la ilusión de seguir demostrando que este honor sigue siendo más que merecido. Si es vuestra primera vez en la ciudad debéis incluir visitas básicas como el Castillo de Praga, la Plaza de la Ciudad Vieja o el Puente de Carlos, pero no dejéis de sumar otras experiencias con toque veraniego tan divertidas como las siguientes:
1. Ver el atardecer desde el Moldava
Los cruceros fluviales por el Moldava al ocaso son una propuesta perfecta para descubrir la magia de la capital desde el agua pero si añadís un poco de aventura y surcáis el río en un kayak, se convierte en una experiencia inolvidable. ¿Imagináis la sensación de ver la luz dorada de Praga iluminando el Puente de Carlos o la silueta de las torres y cúpulas que miran al cauce? Y para terminar, una cerveza en la plataforma bar flotante –donde también alquilan kayaks y tablas de paddle surf– o una sesión de hidromasaje y sauna al aire libre.
2. Descubrir la obra de Alfons Mucha
Conocer la vida y la obra de Alfons Mucha (Moravia, 1860-Praga, 1939), el gran artista checo del Art Nouveau, en su tierra natal es un privilegio que no se debe dejar escapar. En Praga existen cuatro itinerarios temáticos que llevan a descubrir aquellos lugares que influyeron en su trayectoria vital y donde se puede admirar parte de su obra. Paradas obligadas son el Museo Mucha –en el Palacio barroco Kaunický–, la Catedral de San Vito con sus bonitas vidrieras y la Casa Municipal. Más información de la ruta en Turismo de Praga.
3. Pasear por el parque Průhonický park
Este espacio verde es uno de los más bonitos e interesantes de la capital, ya que alberga un arboreto con más de 1.600 especies de árboles nacionales e internacionales. Debéis fijaros, sobre todo, en la belleza de los rododendros. Pasear por sus senderos, ver el discurrir el agua, incluso con pequeñas cascadas, y el reflejo del palacio de Průhonice es un planazo para esos días en los que apetece tener un día tranquilo sin salir de Praga.
4. Palacios con vistas sorprendentes
Cualquier momento del día es perfecto para asomarse a alguna de las terrazas que regalan preciosas vistas sobre los tejados de la capital checa. Por nombrar sólo tres, te sugerimos conocer la del palacio de los Lobkowicz, en el Castillo de Praga, la del palacio Lucerna y la terraza del Museo Nacional de Agricultura de Praga.
5. Gozar de la alegría del verano
Animados mercadillos callejeros, música en las calles, el agradable ambiente de la ribera del Moldava. ¿Se puede pedir más para disfrutar de las largas tardes de verano en Praga? Sí, un paseo por el malecón haciendo paradas en algunos de los seis antiguos almacenes circulares, convertidos en privilegiadas ventanas al cauce fluvial, donde se sitúan galerías de arte, cafeterías, tiendas, alquiler de bicicletas...
Así, entre recorridos monumentales y emocionantes experiencias habrás celebrado los
treinta años de la declaración de Patrimonio de la Humanidad de estas tres ciudades y también
disfrutado del que puede ser el mejor verano de tu vida.
5 buenas excusas (y una excelente) para viajar a Chequia este otoño
Los eventos y festivales se multiplican durante el otoño en la República Checa y representan buenos motivos para hacer una escapada. Ya sea para conocer las tendencias de diseño en Designblok o para pasear entre los puestos de los mercadillos navideños, una escapada es siempre buena idea.
Ya estamos pensando en buenas excusas para viajar durante los próximos fines de semana de otoño. Escapar de la melancolía propia de esta estación, no dejarse sumir por el letargo que ocasiona disponer de menos horas de luz solar y huir de la sensación de que el día cunde poco, está únicamente en nuestra mano. En la Oficina de Turismo de la República Checa hemos recopilado algunas propuestas para que las experiencias vividas durante los próximos viajes actúen como vitaminas para sobrellevar mejor las rutinas. Estos remedios de los que os hablamos tienen forma de cultura, de diseño, de música y de bienestar. Y si se estira un poco el otoño, también de Ilusión con las visitas a los mercadillos navideños que llenan de fantasía la inminente entrada del invierno.
Aunque los viajes a Centroeuropa muchas veces se relegan a la primavera o al verano, hay destinos donde la temperatura es llevadera y compensa recorrer las calles con menos afluencia turística, tomarse tranquilamente una bebida caliente en preciosos cafés centenarios y gozar del arte y la música en festivales de relevancia internacional. Tomad nota de nuestros eventos favoritos porque también pueden convertirse en los vuestros.
1. Asistir al Designblok de Praga
Este es uno de los mayores festivales de Europa dedicados al diseño y también de los más diversos, ya que agrupa una gran variedad de campos asociados al mismo. En sólo 4 días, del 5 al 9 de octubre, es posible asistir a desfiles de moda, exposiciones de joyas, muestras de mobiliario, diseño industrial y lumínico, y de todo tipo de objetos ornamentales para el hogar. La implicación de grandes artistas, estudios de diseño, escuelas y proyectos alternativos son los que hacen del Designblok el festival imprescindible para los amantes de la cultura alternativa y para los cazadores de tendencias. También hay que mencionar el apoyo del festival a los jóvenes diseñadores, para los que creó hace más de veinte años un premio especial, y el reconocimiento al diseño sostenible que se inició en 2021. En esta 24ª edición el lema elegido es ‘Forest’ y los dos principales espacios que acogerán las exposiciones y eventos serán el Monasterio de Gabriel Loci, en el barrio emergente de Smíchov, y el Museo de Artes Decorativas.
2. Admirar la fiesta de las luces: el Signal Festival
Lleva ya diez años sorprendiendo a los espectadores con imaginativas instalaciones pero consigue superarse en cada nueva edición. Del 13 al 16 de octubre, el Signal Festival celebrará por todo lo alto su primera década conectando el arte con los paisajes urbanos y empleando tecnología de vanguardia. Los espacios expositivos son aún más grandes, habrá conferencias, talleres y muchas sorpresas repartidas por el centro de Praga, Vinohrady y Vršovice. El itinerario consta de catorce instalaciones entre las que se puede encontrar videomapping, espectáculos de luces interactivos, proyecciones, etc. También existe una entrada especial, Signal Plus, que permite visitar 6 instalaciones exclusivas cuantas veces se quiera y, de ese modo, los usuarios pueden mostrar su apoyo a los artistas del festival. Algunas proyecciones os dejarán sin palabras.
3. Conmoverse en el JazzFestBrno
Por las salas de este festival que se desarrolla en Brno durante el otoño e invierno pasan cada año más de diez mil espectadores que disfrutan del jazz y quieren vibrar en directo con la música de sus artistas favoritos. Jazz clásico o moderno, los mejores intérpretes del momento actúan en diversos escenarios de esta efervescente ciudad. En las últimas ediciones han pasado por allí Chick Corea, Pat Metheny, Herbie Hancock, Wayne Shorter, Bobby McFerrin, Dianne Reeves, etc. Durante sus dos décadas de trayectoria, el Festival JazzFestBrno ha ido evolucionando y ampliando su programación hasta consolidarse como una institución que añade otras iniciativas de valor como los talleres para niños de composición sin partituras.
Pero Chequia no sólo suena a jazz sino también a música clásica, hasta la primera semana de octubre, en el renombrado Festival de Música Clásica de Lednice-Valtice. Esta es una gran oportunidad para gozar de las voces y la maestría con los instrumentos de los mejores músicos checos e internacionales. Además, con un incentivo añadido: visitar el bellísimo entorno de Lednice-Valtice, declarado Patrimonio de la Humanidad por la Unesco.
4. Descubrir el espíritu de Mucha
Los amantes del arte y de la genialidad de Mucha tienen una excusa perfecta para hacer una escapada a Praga antes de finales de octubre para ver la exposición de “Mucha: la Colección Familiar”. Por primera vez se exhiben las joyas de la corona de su colección en la mayor exhibición que se ha realizado hasta ahora dedicada al artista. Consta de más de 200 obras, algunas nunca mostradas al público, con las que se trata de dar a conocer tanto al profesional como al ser humano que había tras sus creaciones. Alfons Mucha fue un artista polifacético que pasó su infancia en Moravia del Sur aunque estudió en París. Creía en la universalidad del arte, en su poder para inspirar a la sociedad y crear un mundo mejor donde las personas pudiesen vivir en paz y unidad.
A través de sus múltiples trabajos, fotografía, pintura, escultura, diseños publicitarios... dejó un enorme legado que hoy gestiona la fundación dirigida por sus descendientes. Además de ver la exposición, es recomendable visitar Moravský Krumlov, en Moravia del Sur, donde es posible admirar en un solo lugar un conjunto de siete lienzos gigantescos (8x6 metros) que conformanLa Épica Eslava. El artista pasó 18 años pintándolos en el palacio de Zbiroh, en Bohemia Central y estarán expuestos hasta 2026.
5. Ver la gran carrera de caballos de Pardubice
Asistir a la Gran Steeplechase de Pardubice es otra buena excusa para viajar a la República Checa en el mes de octubre pero también hay que sumarle la belleza de la ciudad y de su entorno en Bohemia del Este. En este lugar se realiza desde 1874 una de las carreras hípicas más singulares y difíciles del mundo, en la que se deben superar 31 obstáculos distribuidos en una pista de 6.900 metros. El más complejo tiene incluso nombre propio, el “foso taxis”, y ni siquiera se salta en los entrenamientos para que el caballo no se niegue a hacerlo en la competición. Esta carrera “campo a través” sólo se hace un día al año, el segundo domingo de octubre. En esta ocasión será el día 9 de ese mes. A los amantes de los equinos les espera otra sorpresa más: la caballeriza de Kladruby nad Labem, la más antigua del mundo, donde se crían los caballos blancos de Starokladruby e incluso se pueden apuntar a una clase de equitación. No se nos ocurre mejor lugar para tener una primera experiencia montando a caballo.
Es interesante aprovechar el viaje para descubrir los paisajes vestidos de otoño que rodean a Pardubice, las casas renacentistas y el precioso palacio de la ciudad en cuyo interior se encuentran las pinturas murales renacentistas más antiguas de Chequia, además de una galería y un interesante museo.
Y un motivo “inexcusable”: pasear por los mercadillos navideños
Desde el 26 de noviembre de 2022 y hasta el 6 de enero de 2023, las plazas más emblemáticas de ciudades como Praga, Olomouc o Pilsen comienzan a ser las privilegiadas sedes de la fantasía navideña y sus coloridos mercadillos. Poco a poco estos grandes espacios se llenan de color, de aromas, de luces y de música que acompañan los pasos de los transeúntes. El espíritu de estas fiestas ante tal cúmulo de sensaciones no puede hacer más que aflorar y dejarse invadir por la alegría.
Es un periodo breve que merece ser organizado con antelación para aprovechar las mejores tarifas en los vuelos y los hoteles más céntricos. Sin duda, disfrutar durante un fin de semana o un puente de esos momentos especiales en buena compañía y llevarse algún recuerdo para los seres queridos, no tiene precio. Estad atentos a la agenda navideña de este año.
Chequia, propuestas tentadoras también en invierno
Cuando bajan las temperaturas y la nieve se acumula en las montañas también es buen momento para visitar Chequia y disfrutar de una experiencia invernal. Las propuestas deportivas son totalmente compatibles con la diversión en los mercadillos navideños, el vino caliente y la oferta termal.
Las campanillas que suenan en los mercadillos navideños marcan el inicio de la estación más fría del año y la que más satisfacciones brinda a los amantes de los deportes blancos. Aunque las propuestas de invierno de la República Checa no han sido hasta ahora el principal aliciente para visitar el país, sí que suponen un incentivo que una vez que se descubre siempre se tiene presente. Os invitamos a descubrir el placer de recorrer el país visitando sus ciudades y recorriendo estaciones de esquí y balnearios.
Un brindis especiado entre mercadillos
El aroma de las especias del vino, la música de canciones tradicionales y los adornos navideños artesanales son algunas de las constantes en los mercados que ocupan desde finales de noviembre hasta después de Año Nuevo los principales espacios públicos de las ciudades checas. En estos reductos de felicidad los puestos se agolpan rebosantes de artesanía y productos gastronómicos (castañas asadas, galletas de jengibre, salchichas y carnes a la parrilla) que invitan a agradar el paladar mientras se pasea.
Entre los mercadillos navideños que cada año atraen a miles de enamorados de las luces de esta época están los de Praga: el de la Plaza de la Ciudad Vieja cuyos arcos luminosos y su gigantesco árbol son una invitación al selfi y donde la tentación habita en cada uno de sus puestos, el de la Plaza de la Paz, presidido por la iglesia de Santa Ludmila, y el de la Plaza de Wenceslao con el monumental Museo Nacional observando la escena.
Fuera de la capital hay que mencionar el de Olomouc, que suma al resto de atractivos comunes su afición creativa por los ponches, que elaboran con ingredientes originales como ron, griotte o naranja. Tampoco falta la música, el teatro para niños, una pista de hielo o un nacimiento de madera. En Pilsen, los mercadillos navideños son una dulce estampa que se puede observar desde la torre de la catedral gótica de San Bartolomé. En el interior del templo, además, se celebran conciertos de Adviento.
La Navidad en Brno es uno de los platos fuertes de la ciudad ya que las plazas se engalanan y la artesanía se muestra desbordante en cada puestecito. En la capital morava es obligatorio probar el licor de miel y las especialidades gastronómicas locales. Como Ciudad Creativa de la Música, su variedad de conciertos en estas fechas es extraordinaria. Y otra postal que no puede faltar en un recorrido navideño es Český Krumlov, cuyo encanto se multiplica en estas fechas. Navegar en balsa por el meandro que la rodea, entregar el correo al Niño Jesús o ver los osos de la fosa del castillo de Krumlov viviendo su particular Navidad es algo único.
Esquí de fondo, la modalidad estrella
La algarabía propia de las ciudades deja lugar al silencio, al color blanco de las montañas, a los parques naturales nevados, a los remontes, a las cabinas y a las cabañas que lanzan nubes con aroma a chimenea. La República Checa ofrece al amante de la nieve más de 20 estaciones de esquí, algunas con dominios compartidos con países limítrofes, donde se pueden practicar todas las modalidades. Pero si hay una que amen los checos esa es el esquí de fondo que les permite admirar de forma pausada la belleza del paisaje. Las estaciones se encuentran distribuidas por diversos puntos de la geografía, pero las zonas más importantes son el Parque Nacional de Krkonoše, los Montes Metálicos (o Krušné hory) y el Parque Nacional de Šumava.
Las pistas del Parque Nacional de Krkonoše, cuyas montañas hacen de frontera natural con Polonia y Alemania, están entre las más demandadas por los esquiadores. Sus cientos de kilómetros de senderos y numerosas estaciones salpican el paisaje brindando diversas propuestas deportivas y de ocio al visitante. Entre los pueblos que hay que llevar apuntados está el de Špindlerův Mlýn, situado al lado de la cima más elevada del país, el Sněžka, donde se halla un complejo deportivo con 91 kilómetros de pistas de esquí de fondo, 25 pistas de descenso, 11 telesquíes y 5 teleféricos. Además, cuenta con una interesante oferta de apresquí donde no faltan bares, restaurantes ni discotecas.
El dominio más largo de Krkonoše es Černá hora - Pec Ski Resort que consta de cinco estaciones conectadas en Janské Lázně (Černý Důl, Svoboda nad Úpou, Velká Úpa y Pec pod Sněžkou). En total suman más de 70 kilómetros de pistas de esquí de fondo y 41 kilómetros de pistas de descenso. Los amantes del snowboard tampoco se pueden perder las pistas de Ještěd, en la vecina Liberec, donde además de poner a prueba su destreza con diversos obstáculos, quedarán embelesados con la imagen de la torre de telecomunicaciones-hotel Ještěd que parece haber llegado del espacio.
Entre las estaciones más demandadas de las montañas Krušné hory se encuentra la estación de Klínovec, el centro de esquí más moderno del país. En sus pistas se pueden divertir desde los principiantes hasta los más experimentados (6 pistas azules, 4 rojas y 1 negra). Junto con la estación alemana de Fichtelberg forman InterSkiregion Fichtelberg-Klínovec, que ofrece 27 kilómetros de pistas de esquí. Los amantes de la adrenalina deben probar el snow kite en la estación de esquí Boží Dar, que es el pueblo de mayor altura de Europa Central. También en esta área triunfa el esquí de fondo, para el que se ofrecen 240 kilómetros de sendas señalizadas.
Y si el viaje es en familia o se prefiere disfrutar de actividades alternativas como el patinaje sobre hielo, no puede faltar en la agenda la estación de Lipno, situada en el corazón de los montes de Šumava en Bohemia del Sur. Allí está la pista de patinaje más larga del mundo, un parque de nieve, una pista de skicross… Esta zona tiene, además, grandes bellezas cercanas que sería un pecado perderse como České Budějovice y Český Krumlov.
Relax en balnearios
En una escapada de invierno a Chequia son igualmente bienvenidas las propuestas termales del Triángulo Balneario de la región de Karlovy Vary. El vapor de agua que emana de los manantiales de las ciudades de Karlovy Vary, Mariánské Lázně y Františkovy Lázně son el contrapunto perfecto a las heladas invernales. Descubrir el placer de una sesión termal tras una jornada de esquí en las pistas de los alrededores o de un recorrido por pueblos de postal como Loket o Cheb no puede ser más apetecible en estas fechas. Cuando las luces se marchitan en estas ciudades comienza la vida en los bares, restaurantes, salones de baile, teatros y salas de conciertos (los ofrecidos por la Orquesta Sinfónica de Karlovy Vary en Navidad son excepcionales).
No hay lugar para el aburrimiento en estas ciudades que acogieron en su edad de oro a reyes como Francisco José I o Eduardo VII y a personajes relevantes del mundo de la música, la política, la literatura o la ciencia. Chopin, Mozart y Goethe estaban entre sus adeptos. Recorrer estos conjuntos históricos creados al gusto de la alta sociedad del siglo XVIII y XIX es uno de esos planes que no se puede rechazar.
Por último y para completar cualquier viaje a Chequia os invitamos a coleccionar postales de invierno en pueblos, miradores y espacios naturales. Entre ellas no pueden faltar las de Český Krumlov, en Bohemia del Sur, cuyo encanto no queda sepultado bajo el manto níveo sino que hace destacar su perfil de cuento de hadas. Ese encanto también sigue latente a pocos kilómetros en České Budějovice, candidata a Capital Europea de la Cultura en 2028, donde la animación y la cerveza no faltan en ningún momento del año.