Guerras Cantabras - Corrales de Buelna


Martes, 02 Agosto de 2011 a las 18:46:37

Publicado por Anaritz22

Las Guerras Cántabras.

Se celebrán el ultimo fin de Semana de Agosto y el Primero de Septiembre.

La Fiesta 'Guerras Cántabras' toma como referencia los hechos ocurridos hace más de dos mil años (años 29 -19 AC.), fundamentalmente en la Gran Guerra de los años 27-25 AC, en la que el emperador César Augusto luchó contra los Cántabros en nuestra tierra, con el fin de sojuzgar al único pueblo que se había resistido al dominio de Roma.

Programa de Actos

INTRODUCCIÓN HISTÓRICA A LAS GUERRAS.


El motivo que ha impulsado a la organización de este evento, es el hecho de que el valle de Buelna fue sin duda, lugar entre otros, de la presencia romana; así queda atestiguado por algunas obras legadas por este pueblo:
• Campamento de Tarriba en San Felices, de Buelna
• la Calzada de Fresneda en Los Corrales de Buelna (que formaba parte de la vía de acceso desde Segisamo (Sasamón hasta Portus Blendium (Suances)
• y por otra parte los vestigios prerromanos del monte Dobra
• y posiblemente las termas descubiertas no hace mucho en el Balneario de Las Caldas de Besaya.
A esto habría que añadir los descubrimiento arqueológicos en el cercano valle de Iguña (Miliario y monedas en Pedredo), así como los castros de Cueto del Agua, Alto del Cueto, Espina del Gallego y los campamentos cercanos de Cildá y El Cantón.
Los objetivos que se persiguen con esta celebración, no son otros que:
• el querer dotar como ya hemos dicho, al valle de Buelna, de unas fiestas populares que le caractericen y distingan del resto de la región y sean referencia histórica para nuestra Comarca y toda Cantabria
• así como hacer llegar el espíritu de las mismas a sus gentes y que los habitantes del Valle se sientan orgullosos de sus orígenes históricos y vuelvan los ojos a su cultura, herencia del futuro para Buelna.

EL PUEBLO CANTABRO DURANTE LAS GUERRAS CÁNTABRAS.


Los "populi" que habitaban en el país de los cántabros podían distribuirse geográficamente entre: cantabros occidentales y cantabros orientales.


Los Occidentales se clasificaron en cismontanos y trasmontanos.
Los Cismonstanos poblaban las montañas del norte de Palencia y Burgos cerca de la red hidrográfica del Duero y del Ebro. Al Duero pertenecían los Vadinienses, (con su centro en Riaño), los Camaricos/Camarici (curso alto del Pisuerga, Alba de Cardaños), los Vellicos (al noroeste de Juliobriga), los Maggavenense (Monte Cildá, Olleros de Pisuerga), los Cossaburenses (Herrera de Pisuerga), los Moroicanos (al suroeste de Juliobriga, entre los ríos Camsa y Ebro, incluida Celada Marlantes), además de otros grupos étnicos en el curso del río Odra y afluentes (unos seis populi) y del Río Fresno (otros tres).

En la red hidrográfica del Ebro estaban situados los asentamientos de los ríos Ebro, Nela y afluentes, Rudrón, Losa, Omecillo, además de los instalados en Espigon, Meandro y en Cerro.

Los Transmontanos entre la costa y los montes de Palencia y Burgos y fueron: los Orgenomesco/Orgenomesci (curso del río Deva y la Liébana), los Avariginios (Vega de Riacos), los Concanos (Sierra de Covadonga o valle del Ponga), los Blendios/Plentusi (proximidades del nacimiento del Ebro), los Salaenos/Salaeni (valle del Saja) y los Koniakoi (valle de Iguña y Alto Besaya).

Los Orientales fueron: los Koniskoi (cerca de los berones riojanos), además de asentamientos en la 1ª Edad del Hierro cercanos a los ríos Ebro, Omecillo y Húmedo, Bayas, Zamora y Ayuda y la Sierra de Toloño (todo ello en el condado de Treviño-Alava), otros descubiertos en la 2ª Edad del Hierro entorno a los ríos Omecillo y Húmedo, Bayas, Zamora y Ayuda.


Referencias historicas al pueblo cantabro.


Este tipo de referencias ya nos muestran a los cántabros como una unidad social conocida en el siglo III adC, lo que permitiría datar su génesis entre finales de la Edad de Bronce y principios de la Edad de Hierro.
La primera cita histórica documentada sobre este pueblo nos la proporciona Catón el Viejo en su obra Los Orígenes, de la que se conservan varios fragmentos. Uno de ellos habla de la campaña que el propio Catón realizó por la península Ibérica cuando era cónsul en el año 195 aC
Dice: «...fluvium Hiberum: is oritur ex Cantabris, magnus atque pulcher, pisculentus»: «El río Ebro: nace en tierra de Cántabros, grande y hermoso, abundante en peces».


Otro autor clásico como Orosio cita que las zonas septentrionales de Cantabria "llenas de montañas y pobladas de bosques limitan con el océano".
Estos bosques formados por especies como robles, hayas, castaños, fresnos, encinas y tejos, proporcionaban a los cántabros materiales utilizados para su alimentación y hábitat. Los animales como el lobo, oso del norte de España, el jabalí, el ciervo, el corzo, el urogallo, el águila real y el buitre poblaban también el país de los cántabros.
En aquella época, los populi cántabros controlaban cada cual una comarca y se regían por sus propios jefes tribales. Estos pobladores autóctonos se alimentaban, vivían y morían identificados con el medioambiente natural del cual se dotaban, conviviendo con sus costumbres y creencias.
Para guerrear se armaban con dardos, lanzas rodelas, puñales, falcatas, lanzas de estoque, escudo, espada larga y el hacha doble.
Larus (Laro) y Corocota fueron destacados guerreros cántabros ante Roma hacía el años 25 AC.


Evidencias Arqueológicas.


Conjunto Arqueológico formado por los yacimientos de La Espina del Gallego, Cildá, el Cantón y Campo de Las Cercas: el Castro de la Espina del Gallego entre Corvera de Toranzo, Arenas de Iguña y Anievas tiene 3,2 hectáreas. Fortaleza cántabra rodeada por tres murallas, la mayor de ellas de unos dos metros y medio de anchura. En él han aparecido las primeras evidencias arqueológicas de las Guerras Cántabras, así como de los campamentos romanos (Cildá, El Cantón, Campo de Las Cercas), muy bien conservados, que lo asediaban.
• Campamento romano de La Carisa, en Lena (Asturias).
• Sierra de las Médulas (León), uno de los muchos posibles escenarios de la batalla del Monte Medulio.
• Castro de Prellezo.
• Asedio del Castro de La Loma.
• Campamento romano de Pisoraca.
Campamentos romanos de Castillejo y La Muela.
• Castro del Cerro de la Maza.


Principales Batallas.


La mayoría de las batallas importantes fueron libradas entre el 26 y el 22 a. C., siendo esta la época de mayor intensidad de la guerra. Las principales batallas fueron:
• Astúrica, primera ciudad astur en importancia, conquistada en el año 26 a. C.
• Peña Amaya y Monte Bernorio, en el año 26 a. C. Augusto estaba al mando de los romanos.
• Bergidum, ciudad astur, conquistada en el 26 a. C.
Bergida o Vellica, gran batalla en Monte Cildá; Valberga (Riaño, León); o la llanada de Mave (Palencia), en el verano del 26 a. C.
• Lancia, en la primavera del año 25 a. C. En esta batalla, un gran ejército formado por astures de diferentes tribus es derrotado.
• Sitio del Monte Vindio, en el otño del 25 a. C. La mayoría de los cántabros refugiados en los riscos perecen de hambre y frío al llegar la nieves.
• Aracillum, en el invierno del 25 a. C., esta fue, probablemente la batalla mas importante de las guerras cántabras, el castro, que ofreció una resistencia heroica fue rodeado por tres campamentos y tomado por Antistio, con 5 legiones a su mando.
• Cerco de Monte Medulio, 22 a. C. Los cántabros rodeados por un cerco de 15 millas, prefieren la muerte antes que la esclavitud.



LAS LEGIONES ROMANAS.


Del otro lado participaron un amplio periodo en la historia antigua de Roma, yendo desde el final de la Republica (550 a 27 AC), todo el Alto Imperio (27 AC al 192 DC). Por lo tanto desde el siglo II AC.


Concretamente, para esta acción bélica de las guerras cantabras, Roma puso en juego nada menos que entre siete y nueve legiones (según varios autores). Las legiones que conocemos participaron en algún momento y distribuidas en los tres frentes fueron:
• Frente Oriental. Segisama lulia: Legiones I Augusta, II Gallica Augusta Británica Félix, IV Macedónica, IX Hispana, Classis Aquitania.
• Frente Central. Astorga: Legiones V Alaudae, X Gémina, XX Valeria Victrix Britanica.
• Frente Occidental. Brácara: Legión VI Macedónica Hispana Victrix.

La campaña la emprendió en el año 29 AC, Statilus Tauris, legado de Augusto contra las vacceos, cantabros y astures, abriendo las fuerzas en abanico y en 3 columnas; en el 28 AC, se hizo cargo un nuevo legado, Calvisius Sabinus, que tampoco consiguió hacer progresar la campaña militar.

A finales del 27 o principios del 26 AC, el propio César Octavio Augusto llego a Tarragona ordenando a su nuevo legado, Sexto Apuleius, que tomara el mando de la situación en el frente cántabro-astur. En vista de los pocos progresos que se hacían fue en el 26 AC que el mismo Octaviano, vino desde Atraco a ponerse personalmente al mando. (Recortillo, Cantabria 19 AC).


Llego a Segisama lulia acompañado de Tiberio, su hijastro y sucesor, así como de Marcelo su sobrino.
Los cantabros rehuyendo la guerra a campo descubierto usaron de las guerrillas y las emboscadas, desmoralizando y enfermando a los romanos, incluido el propio Octaviano, quien hubo de retirarse enfermo de nuevo a Tarraco, dejando al frente de las operaciones al general C. Antistius Vetus, quien dirigió la campaña hasta el año 24 AC, en la que fue sustituido por el general Aemilius.

En el año 23 AC el legado de la Citerior, C. Furnius mandaba la legión IV Macedonica y P. Carisius las legiones legión VI Macedonica Hispana Victrix y la X Gemina; en el 22 AC, después de la victoria sobre los astures y en vista de lo irreductibles que eran los cantabros, Octavio puso al frente de la guerra al general, además yerno suyo, M. Vipsanius Agrippa, quien junto con el legado P. Silius Nerva concluyo definitivamente la larga, sangrienta y penosa campaña en el 19 AC, anunciándose por fin la Pax romana para todo el imperio incluida la Hispania Citerior, la Ulterior y la Lusitania.

Guerra contra los cántabros

• Comandantes:
o Emperador Augusto (29 a. C.-26 a. C.)
o Cayo Antistio Vetus (26 a. C.-24 a. C.)
o Lucio Emilio (24 a. C.-22 a. C.
o Cayo Furnio (22 a. C.-19 a. C.)
o Publio Silio Nerva (19 a. C.)
o Marco Vipsanio Agripa (19 a. C.)
• Legiones:
o Legio IV Macedonica
o Legio I Augusta (tras una derrota perdió su sobrenombre "Augusta" en el 19 a. C. por el de "Vernacula")
o Legio II Augusta
o Legio IX Hispana
o Legio XX Valeria Victrix (posiblemente llego por mar desde Aquitania)
• Auxiliares:
o Ala Augusta
o Ala Parthorum
o Cohorte IV Thracum Aequitata
o Ala II Thracum Victrrix Ciuium Romanorum

Guerra contra los astures

• Comandantes:
o Publio Carisio (29 a. C.-22 a. C.)
o Cayo Furnio (22 a. C.)
• Legiones:
o Legio VI Victrix
o Legio X Gemina
o Legio V Alaudae
• Auxiliares:
o Ala II Gallorum
o Cohorte IV Gallorum


EJERCITO Y ESTRATEGIA.


La primera intervención importante de Roma contra los pueblos del Norte de la Meseta, la protagoniza en el año 29 a. C., Statilio Tauro, quien recibe de Augusto el título de imperator, por someter a cántabros, astures y vacceos.


En los dos años siguientes se reanudan las hostilidades consiguiendo Calvisio Sabino y el procónsul Sexto Apuleyo sus triunfos respectivos al mando de las tropas. Pero estas victorias debieron ser más oficiales que reales, ya que los pueblos del Norte continuaban independientes; al menos, los cántabros, que, según los textos más antiguos, eran los más rebeldes. Ello motivó que el propio Augusto se trasladara a Hispania y al frente de los ejércitos iniciara la importante campaña del año 26 a. C. contra los cántabros.

Según el historiador romano Dión Casio la táctica de cántabros y astures consistía en una guerra de guerrillas, evitando la acometida directa sobre las fuerzas romanas conscientes de su inferioridad numérica, su inferior armamento y la invulnerabilidad táctica de las legiones romanas en campo abierto. Su mejor conocimiento de un territorio abrupto y montañoso les permitía ofensivas rápidas y sorpresivas mediante el uso de armas arrojadizas, con emboscadas y ataques de gran movilidad seguidos de un ágil repliegue, que causaban graves daños a las fuerzas romanas y a sus líneas de abastecimiento.

Según ha quedado constancia por representaciones en monedas y estelas, los cántabros manejaban con habilidad el armamento ligero y así lo señala el poeta Lucano cuando dice:
Cantaber exiguis et longis Teutonus armis. [Marco Anneo Lucano. Phars., VI, 259]

Iban provistos con espada pequeña, puñal, dardos o jabalinas, lanzas, escudos redondos u ovalados de madera, petos de cuero o lino, gorros de piel con tiras de nervios así como con la falcata ibérica y la bipennis, arma esta última que consistía en un hacha de doble filo claramente definitoria de los pueblos del norte de Hispania. No queda constancia del uso del arco y la honda, aunque es muy probable que la conociesen y utilizaran.

Los cántabros eran hábiles a la hora de montar a caballo como lo refleja el hecho de que algunas de sus tácticas de caballería pasasen a ser empleadas por el ejército romano tales como el circulus cantábricus, consistente en una formación de caballería en semicírculo, y el cantabricus impetus, ataque frontal y masivo contra las líneas enemigas con el fin de deshacerlas, descritas por Flavio Arriano.

Las fuerzas de los locales eran al menos al principio de la guerra comparables a las romanas, no se sabe exactamente cuantos eran, aunque los calculos de Schulten son de 240.000 astures, de estos 80.000 a 100.000 serían capaces de luchar. Los cántabros en cambio sumaban 160.000 a 200.000 personas, y 40.000 a 50.000 eran guerreros.
Según las fuentes el ejército romano se dividió en dos partes, la mayor atacaría a los astures por ser más numerosos, la menor a los cántabros.La calidad del enemigo cántabro fue tal que obligó a Augusto a destacar en el conflicto a varias legiones en distintos momentos de la contienda:
También participó la marina romana con la Classis Aquitanica, que llegó a las costas cántabras enviada desde Aquitania y desembarcó en Portus Blendium (Suances). Esta sería determinante en la resolución del conflicto puesto que completó el cerco a los cántabros iniciado por las tropas desplazadas en tierra.
Efectivos.

Se calcula que, en total, el ejército romano destacó unos 70.000 hombres, aunque estos cálculos varían según los autores, dado que el cálculo se basa en 5.000 hombres por legión. Incluso es probable que la cifra sea superior a los 80.000 hombres contando a los auxiliares puesto que, tras la reforma de Cayo Mario, la legión pasó a tener 6.000 soldados, aunque si bien una legión, en época de Augusto, estaba oficialmente compuesta por 6.200 hombres, por diversas circunstancias, la cifra solía oscilar entre los 5.000 y los 8.000 soldados.

En el 25 a. C., Augusto entrega a los astures de Brigantum el campamento de Asturica Augusta en premio por su ayuda. Además reparte tierras en los llanos a los aliados. No obstante, los astures se unieron posteriormente a los cántabros en la defensa común. El emperador Augusto, un año después de su llegada, hubo de retirarse a Tarraco, presumiblemente debido a una enfermedad. La contienda duró más de diez años.

Éstas y las campañas contra los ilirios en el 35-33 a. C., fueron las únicas que dirigió personalmente Augusto contra pueblos bárbaros. Con la conquista efectiva de Gallaecia y Asturica, la guerra pareció terminada. Una vez licenciados algunos de los soldados de sus legiones, Carisio fundó en el mismo año 25 a. C. la colonia Emerita Augusta (Mérida), acuñando una moneda conmemorativa de la fundación y de sus victorias del Norte.

En el año 24 a. C. los cántabros y astures reanudan las hostilidades, si bien con sus fuerzas gravemente debilitadas. Ese año, el nuevo gobernador de la Tarraconencese, L. Elio Lamia, llevó a cabo una cruel represión contra estos pueblos, ya que habían atacado a las tropas romanas atrayéndolas a una emboscada bajo la promesa de provisiones.

Es sustituido en el año 22 a. C. por Cayo Furnio, quien en un principio se pareció a los indígenas, al ser poco experto en cuestiones militares. La nueva acción parte de los astures descontentos con el control militar del gobernador de la Lusitania y arrastran a los cántabros, que, en una operación independiente, son sometidos por Furnio. Posteriormente, este último debe acudir con ayuda del legado de la Lusitania para pacificar a los astures.

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