Un paseo en jeep al amanecer, desembarcar en kayak en la cueva de Benagil o hacer un picnic al caer el sol. Algarve es mucho más que pueblos encantadores y paseos por playas infinitas. Atrévete a subir sus montañas y bañarte en las termas naturales de Monchique, recorrer en bici las colinas de Silves y saltar al vacío en el parque natural de Costa Vicentina. Algarve tiene ese extra que tu cuerpo y tu mente necesitan… en cualquier época del año. 6 planazos para cualquier momento en el Algarve
La playa siempre es una opción agradable para desconectar y, en eso, Algarve cumple con todos los requisitos. Acantilados impresionantes, aguas cristalinas, playas infinitas y salvajes, sol para pasear y pueblecitos costeros llenos de tradición, encanto y una gastronomía que aúna pasado, presente y futuro en un mismo bocado. Pero Algarve es mucho más que arenales paradisíacos; Algarve es patrimonio, historia, un interior poblado de amabilidad y costumbrismo, de carreteras secundarias en las que perderse; de gentes que cultivan las mejores naranjas y cosechan buen vino. Algarve es todo: lo que tiene y sus opciones. Te traemos seis planes magníficos para sacarle el máximo provecho a una escapada al sur de Portugal más allá del verano. 1.- La luz algarvía: un picnic, un jeep o un velero Amanecer o atardecer. Cuando estás en Algarve, decir hola o adiós al sol es siempre un momento mágico. La luz es especial en este rincón de Portugal, por eso los planes siempre son apetecibles en torno al desayuno o el aperitivo de antes de cenar. Puedes escoger despertar con el mecer de las olas admirando los acantilados que dibujan la costa algarvía, su brillo con los primeros rayos de sol es estremecedor, aunque ver caer el sol en el horizonte desde un velero no deja tampoco lugar a la envidia. Pero si lo tuyo es tierra firme, la luz también llegará hasta ti. Puedes elegir una excursión a Sagres al caer la tarde, una visita guiada por el centro amurallado de Faro o una excursión en jeep antes de que caiga el sol tras recorrer la hermosa Silves, capital de Algarve bajo el dominio árabe. Si prefieres algo más relajado, el sur de Portugal está lleno de rincones para echar la manta al suelo y disfrutar de un delicioso picnic con productos locales. Date una vuelta por cualquiera de sus mercados y llena la cesta de pasteles de nata, queso, un poco de vino algarvío y, si eres muy goloso, algún Dom Rodrigo. ¡No querrás que acabe nunca! 2.- Remar hasta la cueva de Benagil Quizá el punto más fotografiado de la costa algarvía, pero es que su belleza es innegable y cambiante a lo largo del día. La gruta de Benagil, de piedra caliza y a la que solamente se accede por vía marítima, es un colador de luz que convierte a la atmósfera que encierra en un auténtico paraíso natural. Una hermosa burbuja tallada en la roca por el Océano Atlántico. Puedes acceder en barco, pero hacerlo en kayak o en paddlesurf hará la aventura aún más especial, si cabe. Adentrarse a la cueva remando y desembarcar en la arena será una experiencia difícil de olvidar de la que presumirás con miles de fotos que seguro te llevarás para casa. Aquí no necesitarás poner filtros, la naturaleza te los pone gratis. 3.- Entra en los acantilados de Ponta da Piedade Cuesta creerlo, pero este hermoso lugar, salvaje y virgen, está en Algarve, al sur de Portugal. Solamente tienes que alejarte cuatro kilómetros de la preciosa Lagos para descubrir el espectáculo de la naturaleza que ofrece Ponta da Piedade. Ven sin prisas y asómate sin miedo a los acantilados que ha construido este cabo. La sensación es poderosa. Puedes dejarte llevar por la costa o realizar algunas de las rutas marítimas o terrestres que desde allí se organizan. En barco o remando sobre un kayak, tendrás una visión muy diferente de las cuevas que el agua ha ido esculpiendo en el continente europeo. ¡Podrás tocarlas y atravesarlas! Cualquiera de las opciones será perfecta para volver la mirada a la encantadora Lagos con otros ojos. Esta ciudad es belleza natural y también patrimonial. Su fortaleza Bandeira (S. XVII), su Mercado de los Esclavos (el primero de Europa), la iglesia de Santo Antonio y sus callejuelas empedradas son siempre una oportunidad para recordar la historia de Portugal. 4.- Senderismo de mar y montaña Alejarse de la rutina suele ser el mejor secreto para que las vacaciones sean todo un éxito. Algarve sabe adonde llevarte. Una red de rutas de senderismo se extiende por toda la región y puedes combinar tus vacaciones urbanas con una caminata rural empapada de libertad, contratar un guía para no perderte nada y tenerlo todo bajo control o, directamente, dedicar tus vacaciones a caminar y caminar. Hay senderos para todos los gustos y niveles. La hermosa ría Formosa es una opción ideal en la que el mar siempre está presente, pero también puedes acercarte hasta Monchique, un pueblo perdido entre las altas montañas algarvías con hermosos manantiales naturales y un paisaje que te dejará sin aliento. 5.- En bici por las colinas de Silves Algarve es ideal para recorrerlo en bicicleta. Las rutas que se dibujan por todos sus pueblos y ciudades para hacer sobre dos ruedas son numerosas, pero una de las más bonitas es la que recorre Silves con la gastronomía como excusa. Amanecer pedaleando entre las calles empedradas de esta ciudad de sabor árabe para terminar desayunando en alguno de los cafés al aire libre que se disponen colina arriba es un plan diferente que te ofrece una visión de este enclave algarvío, totalmente diferente a la habitual. Silves derrocha carácter portugués. Tradicional, tranquilo e importante. Su imponente castillo y su catedral gótica se muestran más silenciosos que de costumbre desde lo alto y, según se continúa el ascenso en bicicleta, mayor es el misticismo de la experiencia. De recompensa, un almuerzo entre montañas que te dejará un sabor de boca inolvidable y la sensación de haber conocido otro Silves, otro Algarve. 6.- Saltar desde lo más alto Para los amantes del riesgo, venir a Algarve es poder saltar al vacío desde la belleza natural más extrema: sus acantilados. Al sur del pequeño pueblo de Raposeira, entre Sagres y Lagos, tiene lugar la magia. Es el Parque Natural de la Costa Vicentina, es decir, el espectáculo de la naturaleza está asegurado. Desde el paseo marítimo surge un sendero serpenteante desde el que podrás comenzar a practicar pequeños saltos, así como explorar las cuevas que el océano forma en la roca. Si buscas más adrenalina, podrás reservar actividades de escalada por las paredes rocosas, bucear los fondos marinos e incluso saltar a las cuevas. Hay rutas de tres horas que te regalarán toda la energía que el Algarve puede darte. Información facilitada por Turismo de Algarve: www.visitalgarve.pt |
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