Planes para viajar en invierno a República Checa


Jueves, 27 Octubre de 2022 a las 11:08:49

Publicado por Oficinas-Turismo

Cuando bajan las temperaturas y la nieve se acumula en las montañas también es buen momento para visitar Chequia y disfrutar de una experiencia invernal. Las propuestas deportivas son totalmente compatibles con la diversión en los mercadillos navideños, el vino caliente y la oferta termal.

Mercadillos, esquí y balnearios de Chequia


Las campanillas que suenan en los mercadillos navideños marcan el inicio de la estación más fría del año y la que más satisfacciones brinda a los amantes de los deportes blancos. Aunque las propuestas de invierno de la República Checa no han sido hasta ahora el principal aliciente para visitar el país, sí que suponen un incentivo que una vez que se descubre siempre se tiene presente. Os invitamos a descubrir el placer de recorrer el país visitando sus ciudades y recorriendo estaciones de esquí y balnearios.


Un brindis especiado entre mercadillos

El aroma de las especias del vino, la música de canciones tradicionales y los adornos navideños artesanales son algunas de las constantes en los mercados que ocupan desde finales de noviembre hasta después de Año Nuevo los principales espacios públicos de las ciudades checas. En estos reductos de felicidad los puestos se agolpan rebosantes de artesanía y productos gastronómicos (castañas asadas, galletas de jengibre, salchichas y carnes a la parrilla) que invitan a agradar el paladar mientras se pasea.

Entre los mercadillos navideños que cada año atraen a miles de enamorados de las luces de esta época están los de Praga: el de la Plaza de la Ciudad Vieja cuyos arcos luminosos y su gigantesco árbol son una invitación al selfi y donde la tentación habita en cada uno de sus puestos, el de la Plaza de la Paz, presidido por la iglesia de Santa Ludmila, y el de la Plaza de Wenceslao con el monumental Museo Nacional observando la escena.


Fuera de la capital hay que mencionar el de Olomouc, que suma al resto de atractivos comunes su afición creativa por los ponches, que elaboran con ingredientes originales como ron, griotte o naranja. Tampoco falta la música, el teatro para niños, una pista de hielo o un nacimiento de madera. En Pilsen, los mercadillos navideños son una dulce estampa que se puede observar desde la torre de la catedral gótica de San Bartolomé. En el interior del templo, además, se celebran conciertos de Adviento.

La Navidad en Brno es uno de los platos fuertes de la ciudad ya que las plazas se engalanan y la artesanía se muestra desbordante en cada puestecito. En la capital morava es obligatorio probar el licor de miel y las especialidades gastronómicas locales. Como Ciudad Creativa de la Música, su variedad de conciertos en estas fechas es extraordinaria. Y otra postal que no puede faltar en un recorrido navideño es Český Krumlov, cuyo encanto se multiplica en estas fechas. Navegar en balsa por el meandro que la rodea, entregar el correo al Niño Jesús o ver los osos de la fosa del castillo de Krumlov viviendo su particular Navidad es algo único.


Esquí de fondo, la modalidad estrella

La algarabía propia de las ciudades deja lugar al silencio, al color blanco de las montañas, a los parques naturales nevados, a los remontes, a las cabinas y a las cabañas que lanzan nubes con aroma a chimenea. La República Checa ofrece al amante de la nieve más de 20 estaciones de esquí, algunas con dominios compartidos con países limítrofes, donde se pueden practicar todas las modalidades. Pero si hay una que amen los checos esa es el esquí de fondo que les permite admirar de forma pausada la belleza del paisaje. Las estaciones se encuentran distribuidas por diversos puntos de la geografía, pero las zonas más importantes son el Parque Nacional de Krkonoše, los Montes Metálicos (o Krušné hory) y el Parque Nacional de Šumava.

Las pistas del Parque Nacional de Krkonoše, cuyas montañas hacen de frontera natural con Polonia y Alemania, están entre las más demandadas por los esquiadores. Sus cientos de kilómetros de senderos y numerosas estaciones salpican el paisaje brindando diversas propuestas deportivas y de ocio al visitante. Entre los pueblos que hay que llevar apuntados está el de Špindlerův Mlýn, situado al lado de la cima más elevada del país, el Sněžka, donde se halla un complejo deportivo con 91 kilómetros de pistas de esquí de fondo, 25 pistas de descenso, 11 telesquíes y 5 teleféricos. Además, cuenta con una interesante oferta de apresquí donde no faltan bares, restaurantes ni discotecas.

El dominio más largo de Krkonoše es Černá hora - Pec Ski Resort que consta de cinco estaciones conectadas en Janské Lázně (Černý Důl, Svoboda nad Úpou, Velká Úpa y Pec pod Sněžkou). En total suman más de 70 kilómetros de pistas de esquí de fondo y 41 kilómetros de pistas de descenso. Los amantes del snowboard tampoco se pueden perder las pistas de Ještěd, en la vecina Liberec, donde además de poner a prueba su destreza con diversos obstáculos, quedarán embelesados con la imagen de la torre de telecomunicaciones-hotel Ještěd que parece haber llegado del espacio.

Entre las estaciones más demandadas de las montañas Krušné hory se encuentra la estación de Klínovec, el centro de esquí más moderno del país. En sus pistas se pueden divertir desde los principiantes hasta los más experimentados (6 pistas azules, 4 rojas y 1 negra). Junto con la estación alemana de Fichtelberg forman InterSkiregion Fichtelberg-Klínovec, que ofrece 27 kilómetros de pistas de esquí. Los amantes de la adrenalina deben probar el snow kite en la estación de esquí Boží Dar, que es el pueblo de mayor altura de Europa Central. También en esta área triunfa el esquí de fondo, para el que se ofrecen 240 kilómetros de sendas señalizadas.

Y si el viaje es en familia o se prefiere disfrutar de actividades alternativas como el patinaje sobre hielo, no puede faltar en la agenda la estación de Lipno, situada en el corazón de los montes de Šumava en Bohemia del Sur. Allí está la pista de patinaje más larga del mundo, un parque de nieve, una pista de skicross… Esta zona tiene, además, grandes bellezas cercanas que sería un pecado perderse como České Budějovice y Český Krumlov.



Relax en balnearios

En una escapada de invierno a Chequia son igualmente bienvenidas las propuestas termales del Triángulo Balneario de la región de Karlovy Vary. El vapor de agua que emana de los manantiales de las ciudades de Karlovy Vary, Mariánské Lázně y Františkovy Lázně son el contrapunto perfecto a las heladas invernales. Descubrir el placer de una sesión termal tras una jornada de esquí en las pistas de los alrededores o de un recorrido por pueblos de postal como Loket o Cheb no puede ser más apetecible en estas fechas. Cuando las luces se marchitan en estas ciudades comienza la vida en los bares, restaurantes, salones de baile, teatros y salas de conciertos (los ofrecidos por la Orquesta Sinfónica de Karlovy Vary en Navidad son excepcionales).

No hay lugar para el aburrimiento en estas ciudades que acogieron en su edad de oro a reyes como Francisco José I o Eduardo VII y a personajes relevantes del mundo de la música, la política, la literatura o la ciencia. Chopin, Mozart y Goethe estaban entre sus adeptos. Recorrer estos conjuntos históricos creados al gusto de la alta sociedad del siglo XVIII y XIX es uno de esos planes que no se puede rechazar.

Por último y para completar cualquier viaje a Chequia os invitamos a coleccionar postales de invierno en pueblos, miradores y espacios naturales. Entre ellas no pueden faltar las de Český Krumlov, en Bohemia del Sur, cuyo encanto no queda sepultado bajo el manto níveo sino que hace destacar su perfil de cuento de hadas. Ese encanto también sigue latente a pocos kilómetros en České Budějovice, candidata a Capital Europea de la Cultura en 2028, donde la animación y la cerveza no faltan en ningún momento del año.



Información facilitada por Turismo República Checa: www.visitczechrepublic.com

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