Malta es un país con multitud de influencias culturales que también se reflejan en su gastronomía convirtiéndola en una perfecta mezcla mediterránea. Platos italianos, árabes, sicilianos, británicos, árabes y del norte de África llevan al viajero a hacer un recorrido culinario por más de 7.000 años de historia maltesa. Lo que más sorprende al viajero es el aroma y el sabor intenso de algunos de sus platos, influidos por la poderosa Italia que se refleja en cada bocado, creando variantes de lo más originales. Llegando a la parte más dulce podemos encontrar los kannoli, unos canutillos de crujiente masa frita rellenos de ricota y a veces endulzados con virutas de chocolate o fruta confitada. Otra delicia son los pasteles con forma de almendra rellenos de higos llamados mqaret, pero uno de los postres más famosos es el Imqaret, un pastelito frito relleno de dátiles que se toma templado. Hay una gran variedad de dulces característicos para cada ocasión, como pueden ser los turrones de almendra o avellana, servidos en los días de Navidad y conocidos como qubajt. En cambio los gaghh tal-ghassel, roscos de miel o la cassata, un bizcocho de requesón con mazapán, son ideales para acompañar en su día a día, el famoso té de las 17:00h adoptado de la cultura británica o al café maltés de puchero, preparado a fuego lento con clavo e hinojo, la combinación perfecta para poner el punto y final a una buena comida local. Detrás de cada gran plato hay una buena bebida. La cerveza no falta en las mesas maltesas, Cisk, la marca nacional es una rubia suave con sabor afrutado que bien fresquita recupera a cualquier turista cansado. La amplia oferta de vinos malteses (tanto de Gozo como de Malta) hará que encuentres siempre uno adecuado a cada plato. Entre las variedades de uva que se cultivan en Malta y Gozo encontramos Cabernet Sauvignon, Merlot, Syrah, Garnacha, Sauvignon Blanco, Chardonnay, Carignan, Chenin Blanco, Moscatel y Gellewza y Ghirghentina, como variedades autóctonas. A pesar del pequeño tamaño de las islas existen varias bodegas con una pequeña y rica producción perfecta para acompañar los platos locales. Aquellos que prefieran un refresco, no pueden marcharse de las islas sin probar la bebida por excelencia en Malta; Kinnie, la soda local dulce y diferente con cierto sabor a naranja amarga con hierbas aromáticas. El resurgimiento que ha experimentado durante los últimos años, la cocina maltesa ha hecho que se abran restaurantes de estilo tradicional repartidos por las tres islas, perfecto para disfrutar de las especialidades culinarias del país. ¿Lo mejor de la comida local? Poder disfrutarla todo el año al aire libre disfrutando del sol y las buenas temperaturas. Información facilitada por Turismo de Malta: www.visitmalta.com |
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