Capital del territorio jordano y principal puerta de entrada al país, Amán se encuentra situada estratégicamente en un área de colinas. Se trata de una ciudad fascinante llena de contrastes que mezcla tintes modernos con espacios más antiguos. Debido a la efervescencia de la capital, la zona comercial situada en el centro, destaca por su cosmopolitismo fusionado con rincones cargados de notables evidencias del pasado. Para una visión general, es recomendable visitar: El Palacio de los Omeyas, el Templo de Hércules, el foro romano y la gran mezquita de Hussein. Debido a la multitud de vestigios que alberga Amán, no hay que alejarse mucho de sus límites para dar con restos históricos que hagan recordar al viajero su localización en Oriente Medio. A continuación algunas recomendaciones fáciles de visitar y que nada tienen que ver con la bulliciosa capital. Mar Muerto Ubicado en el punto más bajo de la tierra, este es uno de los paisajes más espectaculares del mundo, que se configura como el principal reclamo para el turismo de salud y bienestar en la región. Las saladas y cálidas aguas suponen la atracción principal del Mar Muerto. Con diez veces más de sal que el resto de mares, sus aguas tienen propiedades con efectos saludables que junto con el lodo negro que se halla a lo largo de la costa, mitiga las molestias de la artritis, cura alergias y revitaliza la piel entre otros beneficios. Cualquier viaje al Mar Muerto debe complementarse con una visita a las diferentes instalaciones de spas de primera clase de los lujosos hoteles que allí se encuentran. También en las proximidades, la reserva natural de Wadi Mujib ofrece una interesante opción para realizar barranquismo. Castillos del desierto Los castillos del desierto situados al este y sur de Amán son una de las principales atracciones turísticas de Jordania, una fusión de arte y arquitectura islámica que retratan una era fascinante en la historia del país. Un espacio compuesto por una sucesión de pabellones que tuvieron usos distintos desde los albores del islamismo a la época de los Omeyas. Llamados castillos por su solemne presencia, sus paredes y techos interiores están cubiertos por animados frescos y coloridos mosaicos. Estos castillos están dispersos por las extensas llanuras de grava del desierto. Uno de los mejor conservados es Qusair Amra, no en vano perteneciente a los sitios Patrimonio de la Humanidad de la UNESCO. Además, otros castillos que merece la pena visitar son Qasr al- Hallabat y Qasr al – Azraq. MAS INFORMACIÓN: www.sp.visitjordania.com |
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